Sesenta y cinco millones de años atrás, los dinosaurios herbívoros pastaban en las grandes llanuras y los terodautros se elevaban dificultosamente sobre cerros y montañas. En las aguas del planeta, los peces óseos y las esponjas de sílice sobrevivían mansamente.
América del Norte se encontraba separada de lo que llegaría a ser América del Sur. El continente, dividido en dos, tenía fronteras muy distintas a las que conocemos hoy en día. El hemisferio norte terminaba en la parte septentrional de Nicaragua y Sudamérica empezaba un poco más arriba del actual territorio de Costa Rica. Habría de transcurrir mucho tiempo, unos diez millones de años, para que América Central se uniera definitivamente. Esta división, hizo que Guatemala se convirtiera en la última frontera para inmensos animales que luego desaparecerían de la faz de la tierra. La flora y la fauna norteamericanas, plagadas primero de dinosaurios y después de armadillos gigantes, perezosos de más de tres metros de alto, mamuts y tigres de colmillos como sables, se refugiaron en los que llegaría a ser este país Centroamericano.
De esa época y de los milenios subsiguientes, existen todavía las evidencias de un pasado que nunca se ha llegado a reconstruir.
América del Norte se encontraba separada de lo que llegaría a ser América del Sur. El continente, dividido en dos, tenía fronteras muy distintas a las que conocemos hoy en día. El hemisferio norte terminaba en la parte septentrional de Nicaragua y Sudamérica empezaba un poco más arriba del actual territorio de Costa Rica. Habría de transcurrir mucho tiempo, unos diez millones de años, para que América Central se uniera definitivamente. Esta división, hizo que Guatemala se convirtiera en la última frontera para inmensos animales que luego desaparecerían de la faz de la tierra. La flora y la fauna norteamericanas, plagadas primero de dinosaurios y después de armadillos gigantes, perezosos de más de tres metros de alto, mamuts y tigres de colmillos como sables, se refugiaron en los que llegaría a ser este país Centroamericano.
De esa época y de los milenios subsiguientes, existen todavía las evidencias de un pasado que nunca se ha llegado a reconstruir.
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